nos hace gustar la alegría de formar parte de la gran familia de los amigos de Dios
o, como escribe san Pablo, de "participar en la herencia de los santos en la luz" (Col 1, 12).
La liturgia vuelve a proponer la expresión, llena de asombro, del apóstol san Juan: "Miren qué amor nos ha tenido el Padre para llamarnos hijos de Dios, pues… lo somos!" (1 Jn 3, 1).
Sí, ser santos significa realizar plenamente lo que ya somos en cuanto elevados-en Cristo Jesús, a la dignidad de hijos adoptivos de Dios (cf. Ef\9 5; Rm 8, 14-17).
Con la encarnación del Hijo, con su muerte y resurrección,
Dios quiso reconciliar consigo a la humanidad
y hacerle partícipe de su misma vida.
Quien cree en Cristo, Hijo de Dios,
renace "de lo alto",
es regenerado por obra del Espíritu Santo (cf. Jn 3, 1-8).
Este misterio se realiza en el sacramento del bautismo, mediante el cual la madre Iglesia da a luz a los "santos".
(DE: Benedicto XVI, 01-11-2005)
“Sean Santos, como Yo soy Santo!”… - nos pide Dios…
Y por otro lado, San Pablo nos recuerda-
que ello es la obra de Dios en nosotros,
cuando nos dice: “Déjense convertir por el Señor!”…
(No le pongamos obstáculo… SEAMOS DÓCILES)
LECTURAS DEL DÍA: Romanos 8, 31-39; Salmo 108, 21-22.26-27.30-31; Lucas 13, 31-35*
HOY recordamos a SAN FRUMENCIO - +370 – evangelizador y obispo de Etiopía – ver en su historia los caminos de Dios, y más en: http://www.magnificat.ca/cal/esp/10-27.htm
Día 27 - Jueves
- Responsable: Pbro. Rubén Papaleo - Coordinador y diagramador: Celso E. Pighin
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