“La Vida Bienaventurada”… o felicidad…
San Agustín decía que “todos” queremos la Vida Bienaventurada… la felicidad…
Todos queremos ser felices!
No sabemos bien qué es y cómo es,
pero nos sentimos atraídos por ella.
Se trata de una esperanza universal, común a todos los hombres, de todos los tiempos y de todos los lugares.
La expresión “Vida Eterna” quiere dar un nombre a esta espera,
que no podemos suprimir: no es una sucesión sin fin, sino una inmersión en el océano del Amor infinito,
donde ya no existe el tiempo, ni el antes ni el después…
Una plenitud de Vida y de alegría:
esto es lo que esperamos y aguardamos en nuestro ser con Cristo…”
(Tomado de discurso del Papa Benedicto XVI del 02-11-2008)
En el Apocalipsis, retomando a Isaías, leemos “No vi ningún Templo en la Ciudad (de la Jerusalén Celestial)… pues su Templo es el Señor Dios Todopoderoso y el Cordero… Sus puertas no se cerrarán durante el día, y no existirá la noche en ella… Nada impuro podrá entrar en ella… Ya no habrá allí ninguna maldición… sus Servidores lo adorarán… contemplarán su Rostro… No existirá la noche, ni les hará falta la luz de sus lámparas, ni la luz del sol, porque el Señor Dios los iluminará…”
(Cap.21/22)
LECTURAS DEL DÍA: Éxodo 22, 20-26; Salmo 17, 2-4.47.51; 1 Tesalonicenses 1, 5-10; Mateo 22, 34-40*
Día 23 - Domingo
- Responsable: Pbro. Rubén Papaleo - Coordinador y diagramador: Celso E. Pighin
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