domingo, 6 de agosto de 2017

“OFRENDAS…”

Muchas veces imaginamos que Dios nos pide cosas extraordinarias…
Que mi “ofrenda” tiene que ser algo muy costoso… y que no siempre está en mis
manos poder hacerlo…
Algo de esto es cierto, pero no todo.
Dios me pide algo simple… y a la vez costoso!.. Sí.
Dios no quiere que yo vaya a pie o de rodillas a Lujan… Sí, me pide que le entregue mi vida diaria: mi “HOY”…
Este “hoy”, cargado con todas sus implicancias: “mi vida”… Esta vida que Él me dio.
‘Mi vida’ que está llena de vicisitudes: de momentos buenos y momentos malos, de alegrías y penas, de bienestares y malestares, de éxitos y de fracasos,  de virtudes y pecados, de dolores, de enfermedad, de miedos, de angustias, y arideces ((como dice el Salmo: “como tierra sedienta, reseca y sin agua…”)
Esta es la ofrenda que más nos cuesta!..
Esta es la ofrenda más costosa: “aceptar” la vida que Dios me dio… y ofrecérsela agradecido…
Y no porque mi actuar, mi vida sea más importante que la de los demás… Mi vida es ‘valiosa’, o mejor: ‘cobra valor’ cuando la ofrezco “con Jesús, por Jesús y en Jesús”…
Es decir: cuando la uno a su Cruz.
Pablo decía: “completo en mi carne lo que le falta a la pasión de Cristo”…
Parece un contrasentido: pero a la Cruz de Cristo le faltan algunas “astillas”, que nosotros debemos completar… arrimándolas a su Cruz!..  (Nos dejó un lugarcito para que la completemos nosotros con nuestros dolores…)
Y así, “por Jesús, en Jesús, y con Jesús”, la ofrenda de nuestra vida se transforma en “redención, acción de gracias, súplica y adoración…”
Unimos nuestra ofrenda a la “Hostia Pura y Santa”… al único sacrificio agradable a Dios Padre… Nos unimos a todas las Misas que se celebran en el mundo…
Y cuando el Sacerdote (= Jesús!) eleva el Cáliz al Padre… allí estamos nosotros junto con Jesús…

Cuando el Sacerdote prepara el Cáliz para la consagración, pone en el vino unas “gotitas de agua”… agua que representa a toda la humanidad…  Allí estamos todos!..
Claro, que luego, cuando comulgo el Cuerpo del Señor, estoy “comulgando con todos mis hermanos”… (Esto me hace reflexionar que no debo excluir a nadie de mi Amor!)

Jesús no eliminó el dolor de la humanidad… Es cierto.  Pero lo asumió, lo abrazó. Lo ofreció con “mucho Amor” al Padre: amor por nosotros… amor que le dio fuerzas para sobrellevar todo el dolor!
Por eso, Jesús quiere que yo también acepte mi dolor… que acepte ‘mi vida completa’… y que junto a Él, por sus méritos, identificándome a Él, los ofrezca  como sacrificio agradable a Dios…
El dolor es un ‘misterio’… Y Jesús le dio ‘valor’…


LECTURAS DEL DÍA: Daniel 7, 9-10.13-14; Salmo 96, 1-2.5-6.9; 2 Pedro 1, 16-19; Mateo 17, 1-9*

HOY celebramos el Domingo de la TRANSFIGURACIÓN DEL SEÑOR

  

Semillas de Vida - Servicio de Espiritualidad  Parroquial
Día 06 de Agosto de 2017 – Domingo

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