“VERBUM DOMINI…” (La Palabra del Señor)
a los sacerdotes,
- dice el Papa tomando las palabras del Papa Juan Pablo II –
EL SACERDOTE ES, ANTE TODO, MINISTRO DE LA PALABRA DE DIOS;
es el ungido y enviado para anunciar a todos el Evangelio del Reino,
llamando a cada hombre a la obediencia de la fe
y conduciendo a los creyentes a un conocimiento y comunión cada vez más profundos del misterio de Dios,
revelado y comunicado a nosotros en Cristo.
Por eso,
el sacerdote mismo debe ser el primero en cultivar una gran familiaridad personal con la Palabra de Dios:
«no le basta conocer su aspecto lingüístico o exegético, que es también necesario; necesita acercarse a la Palabra con un corazón dócil y orante,
para que ella penetre a fondo en sus pensamientos y sentimientos
y engendre dentro de sí una mentalidad nueva: “la mente de Cristo” (1 Co2,16)».
Por tanto, sus palabras, sus decisiones y sus actitudes han de ser cada vez más una trasparencia, un anuncio y un testimonio del Evangelio;
«solamente “permaneciendo” en la Palabra,
el sacerdote será perfecto discípulo del Señor;
conocerá la verdad y será verdaderamente libre».
(EXHORTACIÓN APOSTOLICA “VERBUM DOMINI” - 30-09-2008 – Benedicto XVI – nº 80)
LECTURAS DEL DÍA: Jeremías 1, 17-19; Salmo 70, 1-6.15.17; Marcos 6, 17-29*
HOY recordamos a el MARTIRIO DE SAN JUAN BAUTISTA – pasó su vida en el desierto, junto al Jordán, preparando la venida del Mesías, y por su firmeza en la Palabra de Dios le costó su cabeza. – Señor: te rogamos por tantas parejas que viven sin casarse y en pecado. Perdónales y concédeles la verdadera conversión. Y te suplicamos que nunca dejes de enviarnos valientes predicadores, que como Juan Bautista no dejen a los pecadores estar tranquilos en su vida de pecado por que los puede llevar a la perdición, y que despierten las conciencias de sus oyentes para que cada uno prefiera morir antes que pecar. - ver más en: http://www.ewtn.com/spanish/saints/Juan_Bautista_Martirio.htm
Día 29 - Lunes
- Responsable: Pbro. Rubén Papaleo - Coordinador y diagramador: Celso E. Pighin
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